Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Eduardo Galeano
..Aquí comienza el campo inexplorado
Redondo a causa de los ojos que lo miran
Y profundo a causa de tu propio corazón
.........Lleno de zafiros probables
..........De manos de sonámbulos
..............De entierros aéreos
.........................................Parafraseando a Huidobro
Redondo a causa de los ojos que lo miran
Y profundo a causa de tu propio corazón
.........Lleno de zafiros probables
..........De manos de sonámbulos
..............De entierros aéreos
.........................................Parafraseando a Huidobro
Esto no es vida... ni es muerte

Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo
sábado, 17 de mayo de 2008
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